Por: Mario Alejandro Valencia para Las 2 Orillas
Una corriente que va entre la superstición y el ocultismo ha tenido algún éxito en desviar la atención de los problemas estructurales que impiden mejorar la calidad de vida
Mientras el estudio de la economía no se aborde científicamente, los problemas de la sociedad estarán condenados a su repetición y profundización. Su enseñanza rigurosa conlleva a aumentar la capacidad de comprensión de la ciudadanía sobre por qué no se obtienen ingresos suficientes para satisfacer las necesidades.
El economista turco Dani Rodrik ha criticado la enseñanza de la economía “por no equipar adecuadamente a los estudiantes para el diagnóstico empírico que dicha disciplina requiere” y porque los modelos matemáticos pasan por alto “el comportamiento en el mundo real”. En efecto, aunque la economía no tiene el mismo grado de precisión que las ciencias naturales, su estudio sí debe ser regido por el método científico y el criterio de la búsqueda de la verdad. De lo contrario quedaría relegada a un cúmulo de interpretaciones subjetivas en donde cualquier opinión es igual de válida. Así, por ejemplo, son tan respetables las posiciones de quienes defienden el dogma del libre comercio y los TLC o la de quienes han demostrado en la práctica su fracaso.
El próximo 25 de octubre los ciudadanos podrán escoger una opción política que evite el triunfo de los embaucadores. Uno de ellos presagió que ‘dos buses pegados’ ayudarían a la movilidad, pero la evidencia probó lo que Manuel Sarmiento denomina como “el fracaso del modelo transmilenio”. Es —por demás— una oportunidad para tomar decisiones sobre el futuro de la economía con criterios científicos.
Twitter: @mariovalencia01