Bogotá, 20 de febrero de 2014
El Grupo Proindustria no puede pasar desapercibido el hecho de que otra gran empresa industrial en Colombia, el Grupo Chaid Neme, anuncie la suspensión parcial de sus operaciones en el país para buscar mejores condiciones en otra nación donde sí valoran el aporte en riqueza, tecnología y empleo que solo produce la única actividad que puede agregar valor a la materia prima.
Ayer fue la Compañía Colombiana Automotriz (Mazda) y hoy la prensa nos trae esta otra lamentable noticia que, en forma desafortunada, nos da la razón en la difícil controversia en la que nos hemos involucrado con el Gobierno, para detener un proceso irresponsable de destrucción de la industria, que únicamente favorecerá a unos pocos escogidos, dueños de capitales y conexiones, bien preparados para monopolizar la oferta de bienes importados en detrimento del empleo nacional.
Si el país a través de las urnas y de sus legisladores no hace sentir su voz de disidencia frente a las absurdas políticas de libre comercio en las que está empeñado el Gobierno, pronto esta lista de empresas que se retiran o se acaban irá en aumento y una fila enorme de desempleados estará frente a las vitrinas de los almacenes mirando las mercancías importadas de los países desarrollados, que su miseria no les permitirá comprar.
No queremos más pruebas “sangrientas”. Ya es hora para que quienes dirigen las políticas de desarrollo del país, acepten con hidalguía que están equivocados. No queremos más terminación ni emigración de industrias como consecuencia de las quimeras de un libre comercio mal entendido y tendencioso.
Queremos una revisión total, objetiva y honesta de las políticas industriales y una evaluación y renegociación de los tratados de libre comercio (TLC) para evitar que el país pierda toda la tecnología adquirida durante muchas décadas de trabajo, para que no se destruyan puestos de trabajo y para que no se retroceda el bienestar de sus habitantes a niveles de miseria, donde las diferencias sociales progresivamente serán tan grandes como pequeñas las posibilidades de una recuperación.
GUILLERMO RODRIGUEZ VILLEGAS
Vocero