El panorama económico de Colombia es complejo. Un crecimiento anual del 2% y un mercado laboral estancado, la inversión cae mientras los recortes presupuestales generan incertidumbre sobre el futuro del país. La ausencia de una política productiva robusta limita la diversificación económica y la generación de empleos de calidad, mientras sectores como el minero y manufacturero siguen retrocediendo.
Crecimiento económico lento: análisis de las cifras
El Producto Interno Bruto (PIB) muestra una leve recuperación con un crecimiento anual de 2% en el tercer trimestre de 2024, un nivel inferior al promedio de la última década. Además el crecimiento trimestral ha disminuído continuamente a lo largo del año, del 1,2% en el primer trimestre al 0,2% en el tercero.
La lenta recuperación de la economía se sustenta en el buen desempeño de los precios de productos agropecuarios de exportación, las actividades de entretenimiento, actividades financieras y la construcción. Las actividades mineras han sufrido un importante retroceso en el último periodo y las manufactureras no logran salir de números rojos desde el segundo trimestre de 2023.
Problemas estructurales en el mercado laboral
Las noticias en materia de empleo no son positivas. Aunque la tasa de desempleo ha disminuido (9,1%), la fuerza de trabajo se ha reducido (63,5%), la informalidad no cede (56%) y los empleos productivos se mantienen relativamente estáticos. Las cifras del mercado laboral indican que la población desocupada ha emigrado del país o ha desistido de buscar trabajo, lo que la ubica fuera de la fuerza de trabajo en las estadísticas del DANE. Además, el desempleo combinado (desempleo, subempleo y la fuerza de trabajo potencial) supera el 21%.
Las tasas de interés implementadas por el Banco de la República para llevar la inflación al 5,4% han afectado de forma importante la inversión y el desarrollo de los negocios. Entre enero y agosto de 2024 Informa Colombia reportó que la creación de empresas cayó un 31%, frente al mismo periodo del año anterior. Mientras que el cierre de empresas aumentó un 29%, con un total de 169.070.
Deterioro de exportaciones e inversión extranjera directa
La IED cayó un 28,6% anual en el primer semestre de 2024, especialmente en el sector de hidrocarburos. El deterioro de las exportaciones se explica por la caída anual de la exportación de hulla de 25,8% entre enero y septiembre de 2024. Las remesas, que representan un 3,1% del PIB, crecieron un 14% anual entre enero y septiembre de 2024.
El balance en las cuentas del gobierno es preocupante. La necesidad de recortar el presupuesto de 2024 en más de $33 billones y el de 2025 en $39,1 billones, por la mala proyección del recaudo y el bajo desempeño de la economía y el mayor costo de la deuda, da cuenta del riesgo que enfrenta el cumplimiento de la Regla Fiscal. Esto se refuerza por los bajos niveles de ejecución de presupuestos estratégicos para la reactivación de la economía.
El reto fiscal de los recortes presupuestales
Para el 2025, los costos de las reformas en trámite complican el panorama frente al cumplimiento de la regla fiscal y la reactivación de la inversión pública. El gobierno ya anunció un recorte de casi un 50% en los recursos para transferencias monetarias de Prosperidad Social para el otro año y buena parte de la inversión está sujeta a que se apruebe la reforma tributaria (Ley de Financiamiento), algo bastante improbable.
La agenda de transición energética quedó marginada en el contexto internacional tras el fracaso de las Conferencias de las Partes (COP) de biodiversidad, en Colombia, y de cambio climático, en Azerbaiyán.
El gobierno de Gustavo Petro se ha caracterizado por una alta incertidumbre derivada de anuncios contradictorios y la evidente ineficiencia de su gestión. La política de reindustrialización no presenta avances importantes y las medidas de reactivación han sido pocas, lentas, de bajo impacto y algunas enfrentan una fuerte oposición en el legislativo.
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Es urgente recuperar el aparato productivo
En este sentido, para el Grupo Proindustria es imperativo que se fomente una agenda económica que priorice la recuperación y la sostenibilidad del aparato productivo. El país necesita una política productiva que promueva el crecimiento económico a través de la diversificación de la economía y la generación de empleos de calidad.
El llamado a un gran acuerdo nacional por la producción y el empleo es crucial para enfrentar los desafíos estructurales. Este acuerdo debería involucrar al gobierno, al sector privado, a las regiones y a la sociedad civil, con el objetivo de construir un modelo económico que priorice la inversión en sectores estratégicos, la innovación y la formalización empresarial y laboral. Cualquier acuerdo se quedaría corto si no se combate la corrupción y el clientelismo que despilfarran enormes recursos públicos.
Es necesario fortalecer las instituciones y garantizar la estabilidad jurídica y fiscal para atraer inversión extranjera y nacional. Además, se deben implementar políticas que fomenten la competitividad, el desarrollo sostenible y el acceso a oportunidades para todos los colombianos.
En 2025, Colombia enfrentará un punto de inflexión. La manera en que se aborden los retos actuales determinará si Colombia logra encaminarse hacia un desarrollo incluyente y resiliente o si continúa enfrentando un lento desarrollo que profundiza las desigualdades económicas y sociales.