Transformación global afecta la industria automotriz en Colombia

Dic 1, 2024

Cambios en el sector automotriz global obligan a Colombia a replantear su estrategia para proteger empleos y fomentar el desarrollo sostenible.
Transformación de la industria automotriz en Colombia ante cambios globales. Boletín Proindustria.

La industria automotriz en Colombia vive un momento de transformación que exige respuestas rápidas. Las tensiones comerciales, el auge de los vehículos eléctricos y la dependencia de cadenas de suministro internacionales están poniendo en jaque la competitividad local. Mientras potencias como China y Estados Unidos consolidan su liderazgo, el país necesita adoptar políticas para fortalecer su industria, atraer inversiones tecnológicas y evitar la saturación del mercado con productos importados a bajo costo.

Colombia debe tomar medidas ya

Colombia debe actuar rápidamente para proteger su industria automotriz frente a la reconfiguración global del sector y los impactos de las tensiones comerciales entre las principales potencias.

Las medidas arancelarias impuestas por Occidente a China, como en el caso del acero, podrían inundar el mercado colombiano con productos asiáticos a precios bajos, afectando a los fabricantes locales. Este riesgo se intensifica con las políticas actuales del gobierno que no han generado cambios significativos ni se han adaptado a los retos del entorno internacional.

Para contrarrestar estos desafíos, Colombia necesita estrategias claras que fomenten la competitividad de su sector automotriz, como incentivar la producción local, atraer inversiones en tecnologías limpias y fortalecer su integración en cadenas de suministro globales. La adopción de políticas comerciales equilibradas será esencial para evitar una dependencia excesiva de importaciones baratas, proteger los empleos nacionales y promover un crecimiento sostenible en el sector.

    Fábrica automotriz en Colombia simbolizando la transformación del sector autopartista. Boletín Proindustria.

El futuro del sector autopartista

 Para los países con economías en desarrollo, como Colombia, donde el sector autopartista representa una fuente significativa de empleo e ingresos, esta transición representa tanto una amenaza como una oportunidad. Por un lado, existe el riesgo de perder competitividad si no se adaptan las capacidades productivas y tecnológicas del sector. Por otro lado, se abren posibilidades para insertarse en nuevas cadenas de valor vinculadas a la fabricación de componentes para VE, como baterías, cargadores y sistemas eléctricos.

 La producción mundial de vehículos depende de cadenas de suministro amplias y complejas, que abarcan múltiples regiones del mundo. Un automóvil convencional moderno requiere entre 70.000 y 90.000 piezas para su fabricación, lo que da cuenta de la magnitud y diversidad del sector autopartista. Sin embargo, la transición hacia vehículos eléctricos (VE) plantea un desafío significativo para esta industria, ya que los VE requieren aproximadamente un 60% menos de piezas que los vehículos de combustión interna.

 Este cambio tiene implicaciones profundas para las empresas y trabajadores del sector autopartista. En primer lugar, la menor cantidad de componentes reduce la demanda de piezas tradicionales como motores de combustión, sistemas de escape y transmisiones, que constituyen una parte importante de las cadenas de suministro actuales.

En segundo lugar, la producción de VE depende de tecnologías avanzadas, como baterías de litio, motores eléctricos y sistemas de gestión electrónica, lo que exige una reconversión tecnológica y la adquisición de nuevas capacidades productivas.

Vehículo BDY eléctrico en estación de carga, simbolizando el liderazgo de China en la producción automotriz. Boletín Proindustria.

China lidera la producción de vehículos

 De acuerdo con las cifras de Statista, en 2023, China reafirmó su posición como líder mundial en la producción automotriz, fabricando aproximadamente 30,2 millones de vehículos, una diferencia significativa de más de 19 millones respecto al segundo lugar, ocupado por Estados Unidos. Japón completó el podio como tercer mayor productor. En conjunto, estas tres naciones fueron responsables de más de la mitad de la producción global, reflejando la importancia de sus industrias automotrices y su fuerte vinculación con empresas de gran renombre.

 A estos gigantes le siguen India, Corea del Sur y Alemania, que enfrenta serias dificultades, como lo evidencia el anuncio de Volkswagen de cerrar algunas de sus fábricas. En América Latina, México y Brasil destacaron en el sector, ocupando la séptima y novena posición, con 4 millones y 2,4 millones de unidades producidas en 2023, respectivamente.

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Toyota, la icónica marca japonesa, continúa liderando como el mayor fabricante de automóviles, con ventas globales de 10,3 millones de unidades en 2023 y una cuota de mercado cercana al 11%. En el ámbito de los vehículos eléctricos, BYD y Tesla dominan el mercado. La compañía china registró un crecimiento sobresaliente, alcanzando ventas de más de tres millones de unidades, superando a Tesla, que comercializó cerca de dos millones de vehículos eléctricos. Esto representa un cambio en liderazgo dentro del sector automotriz.

Automóvil eléctrico Olinia diseñado y ensamblado en México, destacando el papel del país en la industria automotriz global. Boletín Proindustria.

México en medio de la disputa

 México es fundamental para la industria automotriz estadounidense, consolidándose en 2023 como su principal socio comercial con exportaciones por 475 mil millones de dólares. Este sector, que representa el 4,7% del PIB mexicano y genera más de 4,5 millones de empleos directos e indirectos, también atrajo un 25% de la inversión extranjera directa gracias al nearshoring. A su vez, la mirada de fabricantes chinos como BYD hacia México, aprovechando las ventajas del T-MEC, refuerza su posición estratégica.

Sin embargo, las tensiones entre México, China y Estados Unidos están moldeando el futuro del T-MEC, que se revisará en 2026. En particular, el acuerdo establece que el 75% del valor de un automóvil debe ser producido en América del Norte, así como el 70% del acero y aluminio utilizados, lo que limita la integración de componentes chinos. Además, México ha eliminado recientemente la exención de aranceles del 20% para vehículos eléctricos provenientes de países sin tratados comerciales, como China.

Automóviles europeos como Ferrari, Mercedes-Benz y Land Rover frente a la bandera de la Unión Europea, destacando tensiones comerciales en el mercado automotriz global. Boletín Proindustria.

Tensiones en el mercado mundial de automóviles

 La Unión Europea ha impuesto aranceles adicionales de entre el 7,8% y el 35,3% a los vehículos eléctricos chinos para contrarrestar lo que considera competencia desleal por subsidios estatales. En respuesta, China calificó la medida de “proteccionista”, instó a suspender inversiones en Europa y busca negociar precios mínimos para sus vehículos.

El bloque europeo está dividido: Francia e Italia respaldan los aranceles, mientras que Alemania y Hungría se oponen por sus vínculos comerciales con China. Aunque estas medidas protegen a los fabricantes europeos, podrían elevar precios y ralentizar la adopción de tecnologías limpias, impactando también sectores estratégicos como las energías renovables y minerales críticos. 

Donald Trump anunciando medidas proteccionistas que afectan la industria automotriz en 2025. Boletín Proindustria.

El efecto proteccionista de Trump

 Por otra parte, Donald Trump, en su próximo mandato a partir de 2025, planea implementar medidas comerciales proteccionistas que incluyen un “arancel universal” del 10% al 20% sobre la mayoría de importaciones y fuertes tarifas de hasta el 60% en productos chinos, con un 200% para vehículos provenientes de México.

 Trump además, busca eliminar progresivamente la dependencia de bienes esenciales importados, restringir la exportación de tecnologías avanzadas a China y revocar su estatus de “nación favorecida” en la OMC. Promete revisar el T-MEC, criticándolo como uno de los peores acuerdos comerciales, y retirar a Estados Unidos del Marco Económico del Indo-Pacífico. Estas políticas, justificadas como un esfuerzo por revitalizar la industria manufacturera y proteger empleos, han generado preocupaciones sobre su impacto en los precios al consumidor, las relaciones comerciales y la competitividad global.

Ante este panorama, Colombia debe adoptar medidas urgentes para enfrentar la transformación del sector automotriz, de lo contrario el país podría quedar rezagado frente a las potencias globales. La falta de acción pondrá en riesgo miles de empleos y aumentará la dependencia de importaciones a bajo costo, debilitando aún más la economía local.

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